Português


Diego fez 31 anos e como celebramos? Andando de bike por Kyoto visitando templos, debaixo de chuva!

Tínhamos lido no guia Lonely Planet que se tívessemos tempo para visitar somente um templo em Kyoto, que fosse o Kiyomizu-dera. É um templo budista bem grande, com estrutura de madeira mas sem nenhum prego, com uma varanda com vista linda e de onde, antigamente, era tradição pular e se a pessoa sobrevivesse, seu desejo seria realizado. São 13 metros de altura mais ou menos, sei lá quem era louco de pular, mas enfim... já não é permitido fazer isso.

Seguindo nosso fiel mapa de papel da cidade + uma pequena ajuda do GPS do celular (usado cuidadosamente pra economizar bateria), chegamos ao Kiyomizu-dera. Vale a pena comentar que ele fica no alto e que pra chegar até lá passamos por uma rua comercial super badalada, com souvenirs, comidas, de tudo.

Subimos as escadas e vimos que o templo estava em reforma. Não sabíamos se era só a entrada ou todo o templo, tinha ingresso pra entrar e as pessoas estavam comprando. Mas não íamos comprar ingresso pra entrar e não conseguir ver nada do templo.

Com o guia na mão, que justo tinha uma foto da varanda do Kiyomizu-dera, fomos perguntar se o templo inteiro estava em reforma ou se era possível ver algo. O senhorzinho dos ingressos não falava inglês, mas era mais do que simpático e tinha boa vontade, então a gente apontava pra foto e fazia gestos de fechado com as mãos, tentando perguntar se a varanda estava fechada.

Ele falava mil coisas em japonês e fazia gestos com as mãos para que a gente entrasse. Mas o que interessava era aquela bendita varanda e não queríamos entrar se ela estivesse fechada.

Mais gestos, mais japonês, mais gestos, mais inglês. Desistimos, vamos entrar e ver de uma vez o que é que está acontecendo debaixo daquela reforma.

De repente o velhinho solta as seguintes palavras: STAY, LIGHTS (gesto de explosão), BEAUTIFUL. Assumimos que deveríamos esperar escurecer para ver a iluminacão do templo, que ia ser bonita.

Entramos dando risada dessa conversa maluca, o salão principal estava aberto ao público e somente a fachada estava em reforma (uma pena, parece ser bem linda a parte externa). A varanda estava aberta também, uhuu!

Era super grande por lá, caminhamos um pouco e logo comecou a escurecer. Algumas luzes acenderam, o lugar é lindo por si só, no meio do mato, as árvores com cores do outono. Pensamos, é... bonito.

Só que quando estávamos em outra varanda que tinha vista pra cidade de Kyoto, de repente acenderam luzes estrategicamente posicionadas para que as cores de outono estivessem ainda mais evidentes. Escutamos o já conhecido "ooohhh!", de japoneses gratamente surpreendidos. A vista era incrível, dava vontade de ficar lá pra sempre. O velhinho tinha razão!

Na saída não dava para ir até a bilheteria para agradecer pelas três palavras em inglês sabiamente utilizadas por ele.

Ele nem sabe, mas foi um presentão de aniversário. Arigatou gozaimashita!


Español


Diego cumplió 31 años, y cómo lo celebramos? Andando todo el día en bicicleta en Kyoto visitando templos, en plena lluvia!


Habíamos leido en la guía de Lonely Planet que si tuviéramos tiempo para visitar solamente un templo en Kyoto, tenía que ser el Kiyomizu-dera. Es un templo budista bien grande, la estructura completa de madera sin usar un sólo clavo o metal, tiene una terraza con un vista muy linda al jardín, donde era tradición saltar y si la persona sobrevivía, significaba que su desea se iba a cumplir. Son 13 metros de altura más o menos, quizás en que estaban esos locos que se atrevían a saltar, en fin... ya no es permitido saltar desde ahí.


Fieles a nuestro mapa de papel de la ciudad con una pequeña ayuda del GPS del celular (usado cuidadosamente para ahorrar batería, si no no sabíamos volver), llegamos al famoso Kiyomizu-dera. Vale la pena comentar que queda en un cerro y que para llegar se tiene que atravesar una calle comercial llena de tienditas con comida, souvenirs, de todo.


Subimos las escalas y vimos que el templo estaba en reparación (tapado por fuera). No sabíamos si era solo la fachada o el templo entero, para entrar había que comprar un ticket y las personas estaban pagando para entrar. Nosotros no íbamos a pagar la entrada y no conseguir ver nada del templo. Con la guía en la mano, que justo tenía una foto de la terraza del Kiyomizu-dera, fuimos a preguntar a la boletería si estaba en reparación entera o se podía ver algo. El caballero en la ventanilla era un viejito japonés que no hablaba nada nada de inglés, pero que era súper simpático y la mejor voluntad, entonces nosotros apuntábamos la foto y hacíamos gestos con las manos tratando de preguntar si estaba abierta o cerrada la terraza. Él nos respondió mil palabras en japonés y hacía gestos con las manos para que entráramos, pero lo que nos interesaba era la famosa terraza y no íbamos a entrar si no podíamos verla.


Más gestos, más japonés, más gestos, más inglés...nada. Nos rendimos, pensamos ya vamos igual a ver que hay debajo de todo ese templo en reparación. De repente, el viejito soltó estas palabras: STAY, LIGHT (gesto de explosión), BEAUTIFUL. Entendimos que teníamos quedarnos hasta oscurecer para ver la iluminación del templo que debería ser linda. Entramos riéndonos de nuestra conversación medio loca, y el salón principal estaba abierto al público, solamente la fachada estaba en reparación (una pena porque parecía ser lindo)...ahhh y la terraza también estaba abierta! =)


Por dentro era bien grande, caminamos un poco para conocer, y al rato empezó a oscurecer. Algunas luces se prendieron, el lugar ya era bakan así nomas, en medio del bosque, los árboles con colores de otoño en japón (rojos, amarillos, medios naranjos), y pensamos...sí, valía la pena. Sólo que cuando estábamos en otra terraza con vista a la ciudad de Kyoto en el fondo, de repente se encienden un montón de luces estratégicamente posicionadas para resaltar los colores otoñales. Escuchamos el ya conocido "ooohhh" al unísono de los japoneses (algo así como esos monitos verdes de Toy Story que se sorprenden jajajaja), pero gratamente sorprendidos. La vista era increíble, no daban ganas de irse.


El viejito tenía razón! A la salida no podíamos ir hasta la boletería para agradecer las 3 palabras en ingles utilizadas sabiamente por el.

Él no tiene idea, pero fue medio regalo de cumpleaños. Arigatou gozaimashita!